Una Exposición Dirigida y Diseñada por Santiago Carralero Benitez, para Iniciativa YURTA

An Exhibiton designed and managed by Santiago Carralero Benitez for Iniciativa YURTA

PUEBLOS NÓMADAS DE LA AMÉRICA AUSTRAL

LOS YUQUIS
Los yuquis son el último pueblo indígena de la familia lingüística tupí-guaraní, en Bolivia, que ha sido contactado y reducido, esto en la segunda mitad del siglo pasado. Esto después de 450 años después de la llegada de los europeos alas tierras bajas y no por misioneros de la Iglesia Católica, como en la época colonial, sino por la intervención de la asociación fundamentalista Misión Nuevas Tribus, cuando se produjo el primer contacto en el año 1967, después de 15 intentos frustrados por la misión y algunas autoridades de la Reforma Agraría, tiempo cuando se los conocía como choris en Santa Cruz, derivado del nombre de Chore una zona cercana a Yapacaní y Puerto Grether por donde solián aparecer en grupos pequeños, por curiosidad, búsqueda de fuego y machetes, provenientes del los ríos Chapare y Chimoré. La comunidad vive hoy en día un vertiginoso proceso de aculturación, sumado a una epidemia de micosis pulmonar que merma a su ya escasa población. La comunidad vive en un solo asentamiento llamado Bia Recuaté.


LOS CALLAWAYA (BOLIVIA)
La cultura Kallawaya (también Callahuaya y Kolyawaya) es una cultura aborigen originaria de las poblaciones de Curva, Chajaya, Khanlaya, Huata Huata, Inka y Chari, alrededores de Charazani, provincia de Bautista Saavedra, Departamento de La Paz, Bolivia. Inmemorialmente la cultura kallawaya se ha centrado en el estudio y ejercicio de la medicina tradicional itinerante, y sus sanadores recorren los caminos del Inca en busca de plantas medicinales.

La medicina kallawaya ejercida actualmente por unos 2 mil hombres, utiliza plantas, animales, productos humanos, minerales, amuletos y terapias. Los conocimientos, transmitidos por los padres y abuelos a los muchachos y niños, en su conjunto conforman un patrimonio intangible. Además de sus conocimientos en materia de medicina natural, los Kallawalla comparten una cosmología, un conjunto de coherentes creencias, rituales, mitos, valores y expresiones artísticas que le proporcionan una vision original del mundo, de la cual depende su concepción de la salud, que une la naturaleza, lo espiritual, la sociedad y la persona. Los Kallawalla han conservado una detallada clasificación antigua de las plantas y animales, que puede proceder de la época incaica. Por otra parte, a la vez que médicos viajeros, los Kallawaya son agricultores. Usan aun sus trajes tradicionales y en el caso de los hombres los identifican sus ponchos rojos con listas de otros colores y el sombrero.
Existen diversas hipótesis sobre el origen de los Kallawaya. La arqueología de la zona está influenciada por el Tiwanaku expansivo y la subsiguiente cultura Mollo. Se sabe por las crónicas, que en el Imperio Inca cuyos saberes médico-religiosos sintetizaron, los kallawaya tenían un estatus especial, practicaban la medicina tradicional llevado plantas medicinales de un sitio a otro y eran encargados de cargar el anda del Inca. Se les reconocía un territorio autónomo mucho más amplio que la región que habitan actualmente, en una franja de pisos ecológicos que van de los 1.000 hasta los 5.000 m.s.n.m. lo cual les proporcionaba acceso a una variedad de plantas medicinales y una interrelación con culturas del altiplano y las tierras bajas, que pudo haber sido la base de su medicina itinerante.
Se han dado diversas interpretaciones para el significado de su nombre que para algunos, a partir del idioma aymara, significa significa País de los Médicos o simplemente médicos o medicina. Otros, desde el quechua interpretan como "llevar en la espalda plantas" o como una referencia a la planta medicinal polipodiácea kalawala (Polypodium pycnocarpum).
Los Kallawalla actuales hablan además de quéchua, aymara y castellano, una lengua propia, usada entre ellos y en los rituales y práctica médica. Es esta lengua, kalliawayai quiere decir "iniciado" en el saber. Los lingüistas han logrado demostrar que esta lengua con una base morfológica quechua integra palabras y afijos procedentes del idioma puquina que se hablaba en el Imperio Inca y que está presente en la toponimia andina boliviana.
La cultura kallawaya fue declarada por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, en el año 2003.

LOS TEHUELCHES (ARGENTINA)
Antes del descubrimiento de América. Hace 9.000 años a. C. surgió la industria Toldense, caracterizada por puntas de proyectil sub-triangulares bifaciales y raspadores laterales y terminales, cuchillos bifaciales y herramientas de hueso. Más tarde, entre los 7.000 y 4.000 años a. C., aparece la industria Casapedrense, caracterizada por una mayor proporción de instrumentos líticos confeccionados sobre láminas, probablemente como una muestra de la especialización en la caza del guanaco, lo cual también esta presente en los desarrollos culturales posteriores de los patagones.
Desde ese momento y hasta la llegada de los europeos (inicios del siglo XVI) los patagones poseían un modo de vida cazador-recolector en el que hacían uso de una movilidad estacional, desplazándose en pos de las manadas de guanacos; durante los inviernos se encontraban en las zonas bajas (vegas, mallines, costas, orillas de los lagos, etc.) y durante el verano ascendían a las mesetas centrales de la Patagonia o a la cordillera de los Andes en donde tenían entre otros sítios sagrados el cerro Chaltén.
Llegada de los españoles. La llegada de los españoles implicó un conjunto de cambios revolucionarios en la cultura de los pueblos originarios y los tehuelches no fueron ajenos a esto; se desataron entre ellos pestes (sarampión, viruela, gripe) que los diezmaron, particularmente a los septentrionales gennakenk.
Esta catástrofe demográfica ocurrida durante los siglos XVII y XVIII facilitó la invasión de sus territorios por parte de los mapuches. De este modo los gennakenk tuvieron dos opciones: integrarse con los invasores y los supervivientes de los het, configurando la etnia puelche, o retroceder hacia el sur para fusionarse con los aonikenk a la par que combatían contra los mapuches. Hacia 1865 libraban encarnizados combates contra aquéllos a orillas del río Senguerr o Gengel, siendo aún recordada por los mapuches la terrible batalla de Languiñeo (este topónimo mapuche significa Allí muchos muertos).
Esta situación culminó con la casi desaparición de los tehuelches septentrional en las provincias de Buenos Aires, La Pampa y Neuquén hasta el río Limay, permaneciendo hacia el oeste algunos grupos günün-a-küna, que sólo se fusionaron con los mapuches después de la expedición militar del general Conrado Excelso Villegas en 1886.
La constitución de la etnia puelche con linajes que incluían a tehuelches explica, en parte, las actitudes de ciertos jefes puelches como Catriel, Chucul, Foyel o Sayhueque, los cuales o fueron contemporizadores con los blancos y criollos o fueron considerados traidores: Catriel, de origen gennakenk, fue ferozmente muerto al combatir aliado a los blancos por otros puelches más ligados a la etnia mapuche en 1879. Entre los grupos formados por estos mestizajes, se hallaban los ranqueles o rankülches (del mapudungun rankül-che, “gente de los cañaverales”). Los gennakenk que no se fusionaron con los hets, lo hicieron con los aónikenk.
Complejos fueron los lazos sociales de los tehuelches con los inmigrantes galeses que desde la segunda mitad de siglo XIX comenzaron a colonizar Chubut: en general las relaciones fueron armónicas entre ambos pueblos, es así que suelen observarse en zonas del Chubut actual personas de cabellos rojizos y ojos bridados.
La primera apelación que le dieron los europeos fue la de patagones, cuando en 1520 Fernando de Magallanes invernó en la Bahía de San Julián, lo que fue relatado por su escribano Antonio Pigafetta. En efecto, aún antes de encontrarse personalmente con ellos, aquellos exploradores quedaron asombrados por las huellas de sus pies. Ampliadas por las pieles que les servían de calzado, pies de suyo mucho más grandes que los de los europeos de entonces (para el siglo XVI la talla media de los europeos era mucho más baja que la actual, mientras que los varones patagones tenían una talla promedio superior a 1,80 m), por lo que les consideraron patones y les evocaron al gigante Pathoagón de las novelas de caballería. De estructura craneal dolicocéfala como otros pámpidos, llegaron a ser famosos en la literatura europea de los siglos XVI a XIX por su gran estatura y fuerza física.
Corresponde tener muy en cuenta que entre los siglos XVI a XVIII el topónimo Patagonia era dado a todo el territorio desde el sur del estuario del Río de la Plata. Esto refuerza la hipótesis de antropólogos como Rodolfo Casamiquela, según la cual los het eran también patagones.
Se sabe poco de la cultura tehuelche anterior al caballo aunque su organización socioeconómica se parecía a la de los onas de Tierra del Fuego. La introducción del caballo a principios del siglo XVIII transformó el modelo de organización social de los tehuelches: se formó en ellos un complejo ecuestre. Al igual que los amerindios de las Grandes Praderas de Norteamérica, los tehuelches también trabajaron las estepas de matorrales de la Patagonia, viviendo principalmente del guanaco y de la carne de rhea (ñandú o choique), seguida de la carne de huemul, venado, mara e incluso puma y jaguar, además de ciertas plantas (pues aunque tardíamente, aprendieron a cultivar la tierra). En cuanto a peces y mariscos, existían en ciertos casos tabúes: algunos grupos tenían, por ejemplo, prohibido el consumo de pescados. Sus grupos solían estar constituidos por entre 50 a 100 miembros.
La adopción del caballo significó una profunda revolución social en la cultura tehuelche: la movilidad que les deparó alteró las ancestrales territoralidades y modificó en gran medida el patrón de los desplazamientos, si antes del siglo XVII predominaban las trashumancias este-oeste en pos de los guanacos, a partir del complejo ecuestre tomaron gran importancia los desplazamientos longitudinales (de sur a norte y viceversa) estableciéndose extensos circuitos de intercambio: a mediados del siglo XIX los aonikenk trocaban sus pieles y moluscos por cholilas (frutillas, zarzamoras, calafates, semillas de pehuén, llao llao, brotes y cogollos de coligüe, etc.) y manzanas a los gennakenk del Neuquén, del Alto Valle del Río Negro y del llamado País de las Frutillas o Chulilaw (bella región delimitada aproximadamente al norte por el lago conocido actualmente como Nahuel Huapi, al este por las cordilleras bajas y morrénicas llamadas Patagónides, al oeste por las altas cumbres de los Andes y al sur por el lago llamado Buenos Aires o General Carrera).
El caballo (que conocieron a partir de 1570), o más exactamente la yegua, pasó a ser parte principalísima de su dieta, dejando en segundo lugar a los guanacos. Los selknam de Tierra del Fuego en cambio no dieron en desarrollar un complejo ecuestre comparable.
En la actualidad (2007), según el Censo Indígena Nacional, hay en la Argentina unos 52 ciudadanos descendientes de la etnia hablantes de la lengua tsonek y 113 no hablantes. La población con linaje tehuelche que se ha mantenido más apegada de esta cultura se ubica en la meseta central de la provincia argentina de Santa Cruz aunque, como otras etnias originarias de la Argentina, hoy en día se encuentra acriollada. En Santa Cruz existe la reserva de Camusu Aike (3.900 ha a 170 km de Río Gallegos) y asentamientos en los Lotes 6 y 28 del lago Cardiel y en Cerro Índice. En Chubut se hallan las reservas de El Chalía (a 60 km de la localidad de Ricardo Rojas) y de Loma Redonda (entre Río Mayo y Río Senguer).
En la provincia del Chubut existen grupos mestizos de mapuches y tehuelches muy mapuchizados y que se denominan mapuches-tehuelches.
LOS SELK´NAM U ONAS (ARGENTINA)
Los ancestros de los selknam llegaron a la Tierra del Fuego posiblemente antes de que esta se convirtiera en una isla. Conpartían la isla con un pueblo emparentado, los haush, que compartían con ellos muchos rasgos culturales y físicos y también con dos pueblos canoeros (nómadas marinos): los kawésqar o alacalufes y los yaganes. Los selknam habitaban principalmente el norte y centro de la isla y habían terminado por confinar a los haush en el sureste (Península Mitre). El contacto con el hombre blanco comenzó en 1520 cuando Magallanes descubrió el estrecho que lleva su nombre y vio las fogatas de los indígenas que motivaron el nombre del territorio. Posteriormente, los contactos continuaron en forma esporádica hasta las últimas décadas del siglo XIX con la llegada de misioneros salesianos y de hombres blancos a colonizar y explotar la isla. Los territorios que antes eran el libre hogar de estos cazadores nómadas, fueron cercados. Muchos de ellos rompieron las cercas y cazaron y comieron la carne de las ovejas, a la que llamaron "guanaco chico" o "guanaco blanco". Estos hechos condujeron a la consumación de un genocidio que acabó casi completamente con ellos. Este contacto permanente tuvo devastadoras consecuencias para esta etnia, pues además les transmitieron enfermedades contagiosas y los desplazaron de sus territorios de caza. En 1881 eran alrededor de 4.000 individuos.
Los últimos Seknam, en Puerto Harris, Isla Dawson, 1896. En 1883 comenzó la explotación ganadera con la concesión por parte del gobierno chileno de las primeras estancias a particulares y en 1887 llegaron los mineros en busca de oro en el sector norte de la isla. En 1888 se estableció una misión salesiana en isla Dawson con el propósito de evangelizar y civilizar a los indígenas. En 1891 la población había disminuido a no más de 2.000 personas.
En 1895 los estancieros llegaron a un acuerdo con la misión salesiana de isla Dawson, le pagarían una libra esterlina por cada indígena recluido en la misión. Con los años más de 800 llegaron a isla Dawson muriendo la mayoría por el cambio de estilo de vida al sedentarismo ocioso y las enfermedades. En 1974 murió la última representante pura de esta etnia, Ángela Loij. Descendientes mestizos de los onas viven en la parte argentina de la isla Grande de Tierra del Fuego formando la comunidad Rafaela Ishton.

LOS ALACALUFES O KAWESHKAR (CHILE)
Los antecesores de los kawésqar llegaron a su área de nomadismo hace unos 6.000 años. Fueron descritos por algunos navegantes como pequeños, feos, flacos y de un hedor insoportable. En el siglo XVI cuando establecieron sus primeros contactos con el hombre blanco, se estima que eran unas 2.500 a 3.000 personas. A fines del siglo XVIII comenzaron a llegar a la zona una gran cantidad de barcos balleneros y loberos, especialmente de nacionalidad inglesa y estadounidense. A contar de esta época empezaron a contraer las enfermedades que pronto los llevarían a su declinación numérica.
Los europeos, desde su primer contacto, consideraron a los indígenas patagónicos como salvajes dignos de estudio. A partir de 1871 comenzó la exhibición de indígenas vivos en ciudades europeas y norteamericanas, costumbre que cesó a comienzos del siglo XX. Familias completas de las etnias kawésqar, yagán, selknam y mapuche fueron exhibidas en Francia, Inglaterra, Bélgica y Alemania. Llegaban por encargo de sociedades científicas y por comerciantes que lucraban con su exhibición al público. Los viajes duraban entre cuatro y seis meses y en ellos los indígenas solían enfermar y morir.
A fines del siglo XIX misioneros salesianos obtuvieron la concesión de la isla Dawson donde establecieron una misión con el propósito de evangelizar, “proteger y cuidar” a los indígenas de la zona, con ello comenzó el proceso de transformación de su vida nómada en sedentaria y el cambio de sus hábitos ancestrales, como la vestimenta, dejando de usar el aceite de lobo marino y la capa que los protegía del agua de la lluvia y del frío, debiendo usar ropa occidental, la que al estar permanentemente húmeda les trajo nuevas enfermedades. En 1900 se estimaba una población de 1.000 kawésqar la que 1924 había descendido a 250.
En 1937 el Gobierno chileno, mediante la Fuerza Aérea de Chile estableció una estación en Puerto Edén. Su primer jefe fue el sargento Carlos Gaymer Gómez, quien llegó con su esposa Raquel Verdugo Rojas y su suegra Matilde Rojas. El sargento Gaymer y su familia permanecieron en Puerto Edén hasta abril de 1950 en forma ininterrumpida, la señora Matilde falleció en 1949 y fue sepultada en el cementerio de Puerto Edén. Durante estos 12 años la familia dedicó sus esfuerzos a educar y capacitar a los kawésqar que llegaron a vivir alrededor del puesto. La familia Gaymer Verdugo durante ese período adoptó a dos niños: Ana Rosales Ulloa y a Carlos Edén Maidel, Peteyem, que en 2007 reside en Nueva York, USA.
A fines del año 1940, el gobierno autorizó que un joven kawésqar de 10 años de edad que destacaba por su vivacidad e inteligencia, con la autorización de sus padres, fuera trasladado a Punta Arenas para estudiar bajo la tutela de los sacerdotes salesianos. El presidente de la república Pedro Aguirre Cerda supo de este caso y decidió apadrinar a Lautaro Edén Wellington, Terwa Koyo y dispuso que fuera trasladado a Santiago para terminar su enseñaza de humanidades. Lautaro en 1947 entró a la Escuela de Especialidades de la Fuerza Aérea. En 1948 contrajo matrimonio con la enfermera Raquel Toro Vilches y en 1949 regresó con el grado de cabo 2º mecánico, siendo destinado a la estación de Puerto Edén. Terwa Koyo viajó sin su esposa y al encontrarse entre su pueblo, comenzó a tratarlos como una tropa, mandándoles hacer ejercicios militares y trabajos de acarreo de tierra, cosa que ellos aceptaron de buen grado, pues habían llegado a admirarlo. A los pocos meses desertó regresando a la vida nómada de sus antepasados. Prácticamente toda la población joven de Puerto Edén lo siguió. Lautaro falleció en 1953 al hundirse su chalupa. Fue una persona admirada por sus compañeros.
Por esa misma época, frecuentaban la zona loberos chilotes, quienes en muchas ocasiones cometieron asesinatos, violaciones y secuestros de kawésqar.
En 1992 había unos 60 indígenas que vivían en Punta Arenas y la mayor parte en Puerto Edén. En el 2000 se estimaba que no quedaban más de 17 kawésqar puros. Existen unas quince personas que se consideran pertenecientes a este pueblo. A lo largo del tiempo han experimentado una profunda transformación cultural y social. Actualmente, su lengua y sus tradiciones han disminuido mucho, llegando a temerse su desaparición definitiva. La muerte de Jérawr Asáwer, rebautizada como Fresia Alessandri Baker, el 26 de octubre de 2003, recibió cobertura de la prensa, como un ejemplo de la disminución poblacional de este pueblo. El 5 de Agosto de 2008, fallecio el ultimo kawésqar puro, Alberto Achacaz Walakial, de 79 años.

LOS YAGANES O YAMANAS (CHILE)
Los yámana llegaron a su área de nomadismo hace unos 6.000 años. Eran bajos, "desproporcionados" (por su adaptación a una vida canoera solían tener extremidades inferiores poco desarrolladas y, por contrapartida, troncos y extremidades superiores muy robustas) y corpulentos. Sus primeros contactos sostenidos con el hombre blanco lo establecieron entre 1826 y 1830 con las tripulaciones del capitán Fitz Roy quién estimó una población de unos 3.000 indígenas y posteriormente, en 1871, con los misioneros protestantes que se establecieron en la actual Ushuaia.
En 1869 misioneros ingleses fundaron la misión anglicana de Ushuaia (de la Iglesia de Inglaterra), en la costa norte del Canal Beagle. La misión se convirtió en un polo de atracción para los yámanas, formando un poblado permanente que en 1880 era habitado por unos 300 yámanas.
El contacto con el hombre blanco trajo las enfermedades, sobre todo el sarampión en 1884 y la de neumonía y de tuberculosis en 1886 en las que los yámanas, concentrados en la misión anglicana, murieron por centenares. Estas enfermedades minaron a su población de tal forma que en 1908 sólo quedaban 170.
Hacia 1890 ya existía una colonia de más de 300 croatas en dichos parajes. A comienzos del siglo XX, las tierras ancestrales de los yamanas en la isla Navarino fueron ocupadas por extranjeros. En 1950 quedaban 63 yámana los que habían quedado reducidos a 58 un cuarto de siglo más tarde. Se incluye en esta cantidad a 10 personas que pertenecen al grupo étnico pero que no presentan antecedentes yámana, sino alacalufe. Entre los 58 ya señalados, se incluyen también 3 hombres y 5 mujeres que son los representantes actuales de los yámana "puros". Al respecto es necesario recalcar que estando ya cerrada la posibilidad de fecundación de las representantes femeninas de este pequeño grupo, estas ocho personas son los últimos individuos con ambos progenitores yámana que podrá tener este grupo étnico. En el futuro toda la descendencia de los yámana será mestiza.
Actualmente casi todos los miembros de la comunidad yámana residen en Villa Ukika, un poblado cercano a Puerto Williams en la Isla Navarino. Unos pocos yámanas más se han dispersado por otros lugares de Chile. En Argentina sólo se conoce la existencia de cuatro personas de esta etnia en la ciudad de Río Gallegos ciudad capital de la provincia de Santa Cruz.
Para más información lea el artículo escrito por Santiago Carralero Benítez, a partir de su estancia en territorio Yagán en 2006:  Los Yaganes del extremo sur americano 

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Santiago Carralero Benítez, presidente de Iniciativa YURTA

Santiago Carralero Benítez, presidente de Iniciativa YURTA
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